martes, 16 de diciembre de 2014

CAPITULO DÉCIMO SEXTO

Nota:

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SOLO AMIGOS


“Ofrecer amistad al que pide amor es como dar pan al que muere de sed.”

Ovidio

--- Es una mancha… seguro que al tal Gerard se le escurrió la kétchup del plato y terminó presentándola como parte de la exposición. – Este era uno de los varios comentarios que Luna había hecho a lo largo de la galería, según ella cada cuadro se asemejaba más a una flema que al arte, su cara no mostraba más que aburrimiento y esté solo se acrecentaba con el paso de los minutos.

--- Es arte moderno, intenta ver más allá de la forma…- El muchacho trataba de que pasaran desapercibidos, pero su acompañante no le hacía fácil la misión.

--- Ah…-suspiró mientras tomaba una de las copas de licor espumoso que ofrecían los meseros- espera creo que ya lo veo- miró al chico y le dedico una mirada como si fuese a decir algo muy importante- … veo que es una pérdida de tiempo, me largo- y camino hacia la salida con paso decidido.

Al salir del edificio la chica respiro profundo, como si acabara de terminar un castigo. Esperó un momento antes de caminar, porque sabía que  su compañero seguramente la seguiría. No había nadie tras de ella. Hizo un gesto de sorpresa que luego se convirtió en enojo, avanzó hacia el auto decidida a abandonar al muchacho ahí… o deseando hacerlo si pudiera conducir.

Pasaron alrededor de cinco minutos antes que Hiroki apareciera. La vio recostada sobre el pequeño escarabajo blanco en el que viajaban, ella usaba una bufanda azul marino que hacía que el rojo de su cabello pareciese una llamarada, estaba concentrada en algún juego de su móvil y no se molestaba en apartar de su cara el mechón de cabello que se le desarreglaba por el viento, nunca lo hacía y a él esos detalles lo volvían loco, porque tenía que obligar a sus manos a no correr en busca del mechón para colocarlo en su lugar … desde que eran amigos el muchacho vivía tan cerca del infierno como del paraíso.

Luna percibió que se acercaba pero no se molestó en mirarlo, el abrió el auto y ambos se subieron, ella puso la radio y lo ignoró en todo el camino de regreso. Estaba molesta, pero no sabía específicamente porque… <la idea de venir a esta estúpida exposición fue de él, pero yo dije que si… jamás volveré  a ser tan altruista, ni siquiera porque es el último día aquí… y me hizo esperar… además tengo hambre, debería invitarme a cenar>.

El auto paró en un lugar que ella conocía perfectamente. Era una pequeña casa que funcionaba como restaurante, en las afueras de la ciudad, cerca de la Universidad, la habían descubierto aquella primera vez que salieron del pueblo para ir a la exposición de arte asiático, de eso hacía casi tres semanas.  La comida  no era especialmente extraordinaria, pero la atención, ese postre gratis había sido el comienzo de un enamoramiento instantáneo con el lugar, y el ambiente lleno de pinturas y fotos eran un buen punto a su favor.

El estómago de Luna agradeció aquella estación porque llevaba horas con hambre, ella dejo escapar una mueca parecida a una sonrisa, pero desapareció rápidamente al recordar que estaba molesta con su amigo.
<<Ves, no dejaría que murieras de hambre… o que los rugidos de tu estomago atormentaran mis oídos todo el camino>>, dijo Hiroki, regalándole una sonrisa en son de paz. <<Púdrete>> fue toda la respuesta de Luna. Aunque por dentro sintiera un pequeñísimo alivio de saber que él como siempre era quien buscaba hacer las paces.

La música para ambientar era jazz, se sentaron en una mesa de esquina porque era de las pocas disponibles y cada uno ordeno una abundante ración de carne con papas. La hija de la dueña en persona les llevo las bebidas, era una jovencita de unos dieciséis años que desde el primer minuto dejo claro que Hiroki era su cliente favorito. Luna rodó los ojos ante el guiño que la niña le brindó a su acompañante.

--- Bien, entendido Luna, la exposición casi te hace vomitar, jamás volveremos a un lugar en que debas usar traje formal – Hiroki levanto la mano derecha mientras lo decía- Es una promesa.

--- Pues tu puedes volver, pero yo no perderé mi tiempo en manchas de sudor que la gente trata de buscarle el significado del origen del universo. – Hiroki rio, pero ella se mantuvo seria.

--- Gracias por acompañarme, me despedí de mi amigo antes de salir de ahí y dijo que habías sido la crítica más singular de la exposición. – Los ojos verdes del chico brillaban y Luna no podía evitar sentirse bien, y pensar que era esa la razón por la que no la siguió inmediatamente <eso no tiene importancia> se dijo a sí misma.

--- Aja… me debes muchas, así que tú pagas. – La risa del chico volvió a sonar, y aunque la cara de Luna era de un perfecto jugador de póker por dentro también reía.

La relación con Hiroki había evolucionado de forma inimaginable en las últimas semanas, tanto que no solo no le molestaba su compañía si no que no le desagradaba del todo pensar en él como un amigo. Al inicio habían ido exclusivamente a exposiciones de arte, pero luego los lugares comenzaron a variar y las charlas, aunque no demasiado extensas, se volvieron naturales. Comenzaba a pensar que bien valía la pena conocerlo.

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Colgó el teléfono y tomó asiento en la silla junto a su escritorio, la sensación de impotencia recorría su cuerpo de arriba abajo, se sentía sobrepasado por la situación y si no fuera por su férrea creencia de que los hombres no lloran, seguramente hubiera derramado algunas lágrimas, pero se limitó a golpear con fuerza la mesa. Ella se acercó por detrás lo más sigilosamente posible, puso las manos sobre sus hombros y finalmente lo envolvió en un abrazo.

--- Tu abuelo es el hombre más fuerte que conozco, se repondrá, estoy segura. – Amber recordaba sus propias pérdidas para reflejar en su rostro congoja, si Alex tenía un punto débil, ese era la única persona que le quedaba de su familia, su abuelo.

---M%&¡¡#, debería haberme ido hace una semana- contesto en tono seco.

--- No sabías que esto iba a pasar, hace una semana estaba bien… nadie podía imaginarse lo del ataque cardiaco- la chica le dio un beso en el cabello y se alejó un poco para verlo de frente. – Voy a acompañarte y no acepto un no por respuesta.

Alex se sintió un poco culpable, las últimas semanas se había comportado como un tirano con todo el mundo, incluida su amiga, y ahora ella lo apoyaba como si se lo mereciera.

--- Bien, el vuelo sale mañana a las 10:00, pasare por ti, ve a arreglar tus cosas.- Intentó regalarle una sonrisa, pero fracasó y salió una mueca deforme.

Amber le dio un abrazo y salió de la habitación para hacer su maleta. En el camino de regreso a su edificio pensaba en como la vida le tendía las oportunidades en una bandeja de plata, primero había tenido la suerte de averiguar quién era la chica que le quitaba el sueño a Alex y presentarse en los lugares estratégicos para que ella los viera juntos, luego logró pasar bastante tiempo a solas con el chico gracias a que Hiroki al parecer tenía una conquista y había pasado mucho tiempo fuera del campus; pero, como la cereza del pastel ahora su querido Alex estaba susceptible y no podría rechazar su declaración, no es que le agradara que su abuelo  estuviera enfermo, pero de cualquier manera <es viejo y antipático >, pensaba. 

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Alex no pensaba esperar a Amber, tenía un vuelo reservado para las 9:00 de la noche de ese mismo día. La peor noticia que pudo recibir fue que su abuelo estaba hospitalizado, sintió que una vez más todo se venía abajo. Aquello era como un recordatorio que en su vida las personas terminaban yéndose, quisieran hacerlo o no.

Las manos le temblaban de rabia mientras empacaba, empujó con violencia una de sus cajas con pinceles que salieron disparados, ahí fue cuando los recuerdos regresaron a su cabeza.

Ella lo saco de su vida de un día para otro, no sabía que había hecho mal, no entendía nada, no se presentó ni siquiera a la última clase. Trato de contactarla por medio de su hermano, pero ya que no podía ser obvio no pudo explicarle la situación de desesperación en la que se encontraba y Frank terminó solo por decirle que si Luna no había terminado las clases era porque así era ella si algo le dejaba de parecer interesante, que no le diera importancia. Aun así robó su número del móvil de Frank y la llamó muchas veces, de varios teléfonos, lo cual era ridículo si se tenía en cuenta que ella no lo tenía registrado. Siguió a Frank para averiguar en qué edificio vivía, pero jamás se la encontró y la única vez que reunió el valor de tocar a la puerta, nadie respondió. Nada funcionó. Simplemente desapareció.

La segunda semana la vio, ella estaba con sus amigas y él pasaba por uno de los largos pasillos de la facultad. Quiso correr pero en ese momento apareció Amber, quien lo obligo a dar un paseo tomados del brazo, para que ella no perdiera el equilibrio, le decía. Alex no lo supo pero Luna los vio caminando juntos, y todo el asunto sobre aclarar las cosas desapareció de su mente. Dos días después se encontraron, caminando en dirección contraria al otro, Luna hizo una excelente interpretación de su papel de perfecta desconocida, él se vio golpeado en su ego y decidió que solo era una chica que no merecía tantas molestias, ese pensamiento desapareció segundos después pero ella ya se había marchado. 

Ahora estaba a punto de irse a su hogar, y deseaba hablar con ella, incluso estaba dispuesto utilizar la excusa de dar las gracias sobre las clases… <quizás eso es algo que si debí hacer> se corregía. Terminó de empacar y decidió intentarlo una última vez, la buscaría.


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--- ¡Me encantó! No, más que eso… Ame cada escena de la película- Dijo Sol tratando de sonar como si no pasará nada.

--- Lo noté… y creo que toda la sala.- Frank reía mientras disfrutaba de la mirada de “furia” que Sol le prodigaba.

Frank se había convertido en un pilar para Sol, él estaba justo cuando lo necesitaba, la entendía incluso cuando guardaba silencio. La hacia reír y la acompañaba cuando lloraba, que era últimamente por la actitud de Santiago… cuando ella le comento el último descubrimiento tuvo ganas de partirle la cara y lo hubiese hecho pero sería hacer más grande el problema que ya de por si era difícil para Sol. Santiago era maldito C?)%#$!!, una sombra que se extendía sobre Sol y no dejaba que notará lo que tenía frente a ella… que era, justamente, él.

Había sido idea de él salir al cine, el lugar favorito de Sol para pasear, y animarla, no podía desperdiciar su último día en Italia antes de vacaciones en casa.

--- Te toca elegir donde comeremos – la chica lo tomó del brazo y apoyó la cabeza en su hombro.

Estos pequeños gestos torturaban al chico, solo eran amigos y estaba consciente que ella no quería nada más, él en cambio había intentado negar sus sentimientos durante varios meses, pero había terminado por aceptarlos. Sol le gustaba, no de una forma superficial, si no en todos los sentidos, le atraía su personalidad, sus pensamientos, sus intereses y, no podía negarlo, también su cuerpo. Le parecía hermosa en todas las maneras posibles y creía que pronto acabaría enamorado, si no es que lo estaba ya.

--- Entonces… pizza- Sabía que estaba obsesionada con la pizza, y conocía su lugar favorito en la ciudad. Habían días en lo que se sentía con el coraje de decirle lo que sentía, pero pensaba que seguramente lo rechazaría y perdería también su amistad.

El celular de Sol sonó varias veces, ella observaba la pantalla contrariada. <<No respondas>> le dijo su acompañante. Era Santiago. <<O dámelo a mí, respondo yo>>. Frank le quitó el celular de las manos, pero dejó de sonar. <<Está bien, no contestaré>>lo tranquilizó Sol. Comenzó a sonar de nuevo y está vez la chica ser rindió <<Lo haré para que me deje en paz… serán diez segundos… lo prometo>>. No fueron diez segundos, Frank lo sabía, seguramente quedaría de acuerdo con él para verse. Sentía el sabor a bilis en su boca.  

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El escarabajo blanco se estacionó sin dificultad. Ocupaba muy poco espacio y era muy económico; sin embargo, para su conductor constituía una proeza no golpear su cabeza contra el techo, su metro ochenta de estatura no se ajustaban al espacio reducido de aquel auto y era algo que a Luna le parecía muy gracioso, aunque nunca se reía de ello.

--- Deberías manejar alguna vez- Hiroki caminaba despacio por el jardín hacia el edificio de Luna.

--- ¿Para qué? Si te tengo a ti de chofer- Luna caminaba junto a él, pensaba en que era el último día en Italia, viajaría a su hogar en menos de 12 horas.

La vida había dado muchos giros en los meses pasados, primero esas salidas de los viernes… <Alex>, bloqueó este pensamiento, aún dolía, pero si ignoraba el dolor era igual que no sentirlo… o casi igual. Luego Hiroki, su amistad era inesperada y no del todo mala <el estúpido acosador no es completamente inútil>, se le escapó una sonrisa imperceptible.

--- Si tu chofer sufre algún accidente, tendrás que manejar…- El chico no escondía la felicidad que le producían esos momentos en que todo parecía en paz. Que lo necesitara, aunque fuese de chofer, le producía una sensación cálida en el pecho.

--- Si tú ya no me sirves, me busco otro chofer… fácil. – Evitó mirarlo, sabía que se encontraría con los ojos verdes llenos de alegría, eso la ponía un poco incomoda al inicio pero con el tiempo se fue acostumbrado a la mirada de –perrito huérfano- del asiático.

--- Siempre considerada Luna… - Habían llegado a la puerta del edificio, y seguramente Luna no diría más que un <<nos vemos>> que a él le sabría a nada. Antes de que eso ocurriera el saco un paquete del bolsillo- Escucha, se que te burlaras, pero yo tengo una tradición, dar algo propio a la persona que se marcha para asegurar que esta volverá y devolverá el objeto.

Hiroki extrajo una piedra de una cajita de madera. Tenía una forma irregular y con los rayos del sol parecía todo un arcoíris. Hubo un momento de silencio y luego… carcajadas. Luna rio, pero al ver la expresión del muchacho trato de calmarse… no fue una misión fácil con la imagen del chico con su piedrita de colores haciendo el ridículo.

--- Olvídalo, hasta pronto…- Hiroki guardo la piedra y se dio la vuelta, escucho más risas y sus orejas se pusieron rojas y se hubiera marchado, pero Luna dijo su nombre, y por supuesto no pudo hacerlo.

--- Hiroki… - se puso lo más seria que pudo- es que… tú tienes la culpa, soy yo, Luna, ya deberías saber que estas cosas de pactos de las mejores amigas no funcionan conmigo- más risas- pero voy a hacer una excepción, dame la piedra, pero si me la das será mía, porque no regreso un regalo… sobre volver, tengo una carrera a la mitad aquí, no me quedaré en Grecia a esperar a que mi padre me eche por holgazana. – El chico no dijo nada, solo le tendió el artículo y ella lo tomó.

--- Voy a llamarte, ¿contestaras? – El muchacho estaba poniendo todo de su parte para no atraparla en un abrazo.

--- ¿Para qué? No tenemos de que hablar sin las materias… no gastes en teléfono, nos vemos en un mes y medio. – Luna siempre era franca, no creía extrañar al <estúpido acosador>, aunque si el gastaba en llamadas internacionales podría saludarlo, eso no la mataría.

--- Bien, como quieras- Dijo el chico y no era la respuesta que ella esperaba, pero como siempre no lo demostró.

--- Hasta pronto- Y se dio la vuelta en el momento justo para ver a quien se acercaba desde otra dirección. <Alex>… antes de que pudiera correr dentro, el muchacho ya estaba junto a ellos, Hiroki aún permanecía en su sitio con una expresión de desconcierto.

<< ¿Alex? ¿Pasó algo?>> preguntó el muchacho asiático al recién llegado. <<Vine a hablar contigo>> Alex se dirigía a Luna, sin mirar a su compañero. Fue entonces que Hiroki comprendió quien era la chica por la que Alex había pasado las peores semanas del semestre y se sintió estúpido al no darse cuenta antes. Luna estaba enamorada de Alex, por eso su cambio de actitud en los últimos días del semestre, era correspondida, y quien sobraba en aquella ecuación, era él.

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--- Perdón… no era mi intención arruinar el paseo, pero hoy es mi último día en Italia y no quiero irme sin solucionar las cosas.- El ambiente era denso y pesado desde que Sol había recibido la llamada de Santiago quien le pidió que se encontraran para hablar, ella accedió y ahora caminaba junto a Frank hacia su edificio.

Frank estaba callado y pensativo, no quería terminar discutiendo con su amiga pero el hecho de que ella entrará al juego del <imbécil> lo exasperaba.- No te preocupes… ya comeremos pizza luego- lo dijo apretando los puños para controlar su mal humor.

--- Bueno, hasta mañana… ¿estás seguro que tus padres no se molestaran? – Sol tenía una situación de emergencia y le pidió, como siempre, ayuda a Frank, quien no se negó.

--- No, ya está todo arreglado, descansa- Asintió con la cabeza, metió sus manos en los bolsillos y se dispuso a irse.

--- Hmm… Frank… espera- El muchacho se detuvo y se dio la vuelta, Sol se acercó a él- ¿No estas molesto? ¿Verdad? Porque me dolería mucho si así fuera… sé qué piensas que me estoy equivocando pero agradezco que no me juzgues. – La chica buscaba sus ojos claros pero Frank desviaba la mirada hacía el faro que acababa de prenderse, la noche había llegado.

--- Buenas noches Sol- le sonrió y casi se da la vuelta, pero la chica hablo una vez más.

--- ¿Buenas noches? Ahora me dejaras hablando sola… entonces ¿sí estas molesto?… Ya me disculpe Frank, y te dije lo que sentía ¿porque no haces lo mismo conmigo?, ¡a veces siento que solo me dices lo que quiero escuchar!- Sol estaba comenzando a alterarse y cuando eso pasaba las palabras llegaban a su boca sin pasar por el cerebro.

--- ¿Qué quieres que te diga? Si dices que ya sabes lo que pienso… no quiero retrasarte en tu cita. – La luz les iluminaba los rostros y podía verse los gestos descompuestos de ambos.

--- ¡Perfecto! – Sol fue esta vez la que avanzó dos pasos, se sentía colérica, indignada por la actitud acusadora de su supuesto amigo… y la gota que derramo el vaso fueron las palabras que Frank dijo entre dientes <<De todas maneras ya sabemos cómo termina esto>>.

--- ¡¿A sí?! ¡¿Y COMO TERMINA, SEGÚN TÚ FRANK?! … ah si ya recuerdo, piensas que la pobre niña tonta volverá con el idiota de su ex novio y que este la engañara una vez más¡¡ ¿ES ESO LO QUE PIENSAS?!!- Sol respiraba con dificultad y su ceño estaba fruncido.

--- ¡Eso lo acabas de decir tú!, no me metas en esto, eres tú la que piensa eso…-El chico hacia su mejor esfuerzo por controlarse, pero las venas de su cuello comenzaban a marcarse.

--- ¡¿YO?! Eso es lo que TÚ me has hecho sentir todo este tiempo… me juzgas cuando ni siquiera sabes nada de relaciones de pareja- Sol lo sentía venir, el momento en que se desconectaba y decía una sarta de barbaridades, la explosión.

--- ¡NO SE NADA DE RELACIONES DE PAREJA!… pero DEMONIOS ¡Tengo sentido común para saber que sale con otras en tu cara!- Estaba hecho, el muchacho había entrado al juego del dime que te diré.

--- ¡ESE NO ES TU ASUNTO!… Si yo decido confiar en él una vez, ¡ES MI DECISIÓN! y ¿sabes qué? ¡EQUIVOCATE FRANK!, sal de esa celda en la que estas encerrado y VIVE, deja de ser un COBARDE, tienes a la mitad de chicas del edificio tras de ti, pero por supuesto, ¡TU ESTAS ESPERANDO A LA IDEAL, BIENVENIDO AL MUNDO, NO EXISTE ESA CHICA,NUNCA VAS A ENCONTRARLA!... ¡y hazlo antes que se comience a dudar de si buscas chica … o chico!- Se arrepintió de la última frase justo cuando cruzó sus dientes, pero estaba molesta y quería ganar aquella discusión.

--- ¡Pues te tengo noticias Sol… ¡BUSCAR A UNA CHICA QUE QUIERA ALGO REAL Y DURADERO NO TE HACE HOMOSEXUAL… Y TENER A 20 MUJERES EN TU CAMA NO TE HACE UN HOMBRE! Talvez deberías decírselo a tu ex novio… que lo único que busca es que seas la número 21… pero llevas razón ¡M@/%$! ES TU VIDA, ES TU DECISIÓN!, solo no vengas a mi llorando, porque talvez me canse de ser tu amigo/amiga- No lo pensó más y se retiró del lugar, sin esperar que Sol dijera algo.

Sol estaba hiperventilando por la discusión y con paso firme se encamino al edificio, pensando en miles de cosas a la vez. Estaba molesta, pero también sabia en el fondo que se le había pasado la mano con Frank, insinuar algo como eso había sido completamente estúpido… pero tampoco su amigo le había dado un voto de confianza, no se le pasó por la cabeza que quería ver a Santiago para decirle todo, lo que se había guardado, en la cara y cerrar el ciclo de una vez por todas, la juzgó como tonta y débil y eso le dolía profundamente, pronto tuvo ganas de llorar pero decidió contenerse hasta llegar a su habitación. Cuando estaba en la entrada del edificio notó que Luna hablaba con un muchacho alto, no era Hiroki, a quien ya estaba acostumbrada a ver por ahí, era …<<Alex>>, se preguntó si debía interrumpir, y algo en su interior le dijo que sí.

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<<Vine a hablar contigo>>…el corazón de Luna latía con un ritmo impensable, estaba haciendo un esfuerzo sobre humano para que no se notará en sus facciones y rogaba porque por una vez su sonrojo no jugará contra ella.

--- ¿De dónde se conocen?- Hiroki desvió la atención de Alex, dándole unos segundos más a la chica para pensar en lo que debía decir.

--- Lo mismo pregunto yo, no sabía que ustedes fueran amigos- Alex miraba alternamente a ambos.

Luna se esforzaba porque las palabras fluyeran, pero no lograba encontrar su voz y temía que está se quebrará al intervenir. Ella estaba enterada de que Alex y Hiroki se conocían y que Amber era una persona importante en sus vidas, lo supo desde el día de la exposición; sin embargo, Hiroki no se había dado cuenta de aquella situación y ella nunca insinuó nada, no era como si a dos amigos les gustará la misma chica… ella no le gustaba a ninguno de los dos, o se empeñaba en creerlo.

--- Ya vez que sí lo somos- El muchacho asiático comenzó a sentir el nudo de los celos en la boca del estómago, la vida no podía ser más injusta con él.

<<Yo le daba clases de dibujo>> la voz de la pelirroja era un susurro y desviaba la mirada de los ojos tanto de su amigo como de Alex.

--- Oh, nunca mencionaste nada…- Hiroki buscó la mirada de Luna y se encontró con un brillo distinto en ella, dolía no ser él quien lo provocaba- me voy, hasta pronto. Hablamos luego Alex- se fue con la garganta hecho un nudo y la certeza de que había llegado tarde al corazón de Luna.

Pasaron al menos 5 minutos en los que nadie dijo nada. Luego Alex habló primero << ¿Por qué? Necesito saber que pasó para que te alejarás de un día para otro>>.

--- No tengo que explicarte nada, simplemente las clases terminaron porque ya no tenía nada que enseñarte- Por la mente de Luna pasó la escena de la discoteca, el beso con Amber, y eso le dio un choque de rabia que se convirtió en adrenalina, se paró recta y activó el escudo de altivez y arrogancia.

--- Tú sabes que no fueron solo las clases… me refiero a lo nuestro.- Se miraban directo a los ojos, aunque Alex tenía un fuerte impulso por evaluar una vez más sus labios… o mejor aún podría besarla justo en ese momento.

--- ¿Lo nuestro? Creo que estás confundido Alex- El pulso de Luna estaba descontrolado- Yo era tu maestra de dibujo, ahora ya no soy nada. Y no tengo porque seguir hablando contigo, vete de aquí. – Acto seguido se dio la vuelta, pero Alex la tomó del brazo para evitar que se fuera. La electricidad los recorrió a ambos de cabeza a pies.

Con un movimiento brusco Luna se soltó de su agarre, <<No vuelvas a tocarme idiota, y lárgate ahora mismo>>.

--- No voy a irme de aquí hasta que me digas porque huyes de mí, ¡maldición, porque contigo todo tiene que ser complicado!- Alex se acercó una vez más a la chica con la esperanza de que está no lo abofeteara. No lo hizo, pero dio un paso hacia atrás, él pudo sentir su perfume y su cuerpo se tensó.

---  Porque tú buscas una explicación a algo que no existe- dio un nuevo paso hacia atrás y su pie chocó con una grada, lo que la hizo moverse hacia el frente unos cuantos milímetros. Su cuerpo la estaba traicionando, estaba segura de que sus mejillas ardían y sentía fuego en sus venas, lo mejor sería decirle algo para que se fuera pronto, pero no se le ocurría nada.

--- Las citas, ¿eran parte de un juego?- Bajo su voz y comenzó lentamente a acercar su rostro al de Luna.- ¿Es alguien más?... ¿Es Hiroki?

Luna sintió hielo en su nuca al escuchar sobre las citas… no lo podía negar más, habían sido citas. La mención de Hiroki la descolocó, Alex pensaba que entre ellos existía algo,  y más aún que era el causante de la “separación”.

--- No respondes… ¿debo asumir que es un sí? – Fue esa última frase la que la hizo salir de su letargo.

--- No eran citas, si tú pensaste eso es tu problema, y no tengo que darte detalles de mi vida privada… ¿tú novia está de acuerdo con que estés aquí en este momento?- Al decir esto Alex retrocedió un poco y su expresión se volvió de confusión.

--- ¿Hiroki te dijo que Amber y yo éramos novios? ¡Por supuesto que lo hizo! Es un mentiroso hijo de… - Antes de que pudiera terminar la frase, Luna lo interrumpió violentamente.

--- ¡DEJA DE DECIR ESTÚPIDECES! Y de actuar como la víctima en todo esto, Hiroki no me dijo nada, fui yo quien los vi, claro que sabes que es Amber, ¿porque quien más si no? Creo que todos lo sabían y tú como un maldito jugando al caballero conmigo, ¡AÚN ASÍ TIENES EL DESCARO DE PREGUNTARME PORQUE ME ALEJE…!- Luna se había acercado peligrosamente a su interlocutor y mientras la furia la consumía, el malestar anterior también se presentaba, cada minuto con más fuerza, para evitar que las lágrimas se presentaran decidió retirarse.

Alex se interpuso en su camino y de nuevo tomó su brazo, pero la soltó inmediatamente. <<Escúchame Luna, no sé lo que hayas visto o escuchado, pero yo no estaba jugando a nada… para mí la conexión que tú y yo teníamos era muy real, y si tú quisieras…>> Acercó su rostro unos cuantos centímetros, el pequeño espacio entre ellos era un campo magnético.

La luz del farol iluminó el cabello de la chica y en él un pequeño artificio en forma de trébol.  Era la primera vez que Alex reparaba en ello. Se congeló. Una serie de imágenes pasaron por su memoria, su primer día en la universidad, la canción, la chica que lo espiaba pero de la que nunca supo nada más… era ella.

--- ¡Déjame en paz! - El tono de Luna era acusador pero la intensidad mucho menor, el nudo en su garganta la estrangulaba.

--- Fuiste tú quien me escuchó, ¿lo has sabido todo este tiempo? – La voz de Alex era áspera, baja e inquietante.

Ella levantó su rostro ante aquel comentario. <No, imposible>, se dijo, la negación era la primera defensa contra algo que dolía. <El chico del primer día… el chico del primer día.> Su cabeza daba vueltas y sintió un vértigo que la hizo perder el equilibro unos segundos, pero no lo demostró.

--- No sé de rayos hablas, solo quiero que te largues y que desaparezcas de mi vida. – Su voz se quebró en las últimas palabras, y el chico tomó esto como una muestra de reciprocidad.
Sus labios estaban separados por uno o dos centímetros y el aliento de Alex provocaba punzadas en distintos lugares del cuerpo de Luna.

--- Por favor… Luna- Alex colocó una de sus manos en el brazo de la chica, la acerco hacia sí con suavidad- la vida está intentando decirnos algo… si sólo olvidáramos todo, Luna…- posó su frente en la de ella y sus narices se rozaron- comencemos de nuevo, te aseguro que tú eres la única…- el muchacho sintió como ella lo tomaba del antebrazo, percibió que alguien temblaba, se dio cuenta que ambos lo hacían.

--- Nosotros…- Luna había dejado de luchar contra el torbellino de emociones que sentía dentro de su pecho, su cabeza no lograba concentrarse en un solo pensamientos coherente, solo sabía sobre aquellos labios tan cercanos y cálidos, pronto quiso enganchar la mano libre en el cuello de Alex pero se dio cuenta que sostenía algo en ella, era el recuerdo que Hiroki le había regalado momentos antes… y como si este fuera un polo-tierra, la devolvió a la realidad- no podemos, tú no puedes- se intentó separar pero él la trajo de nuevo cerca.

--- ¿Por qué?... yo no tengo nada con Amber, si es lo que te preocupa- Cada palabra era un martirio para él, no deseaba hablar más, deseaba sentir el sabor de Luna, acariciar su cabello, tomar su cintura… y como acto reflejo, acabo con el poco espacio entre los cuerpos, ella suspiró.

--- Sí, lo tienes, no sé cómo le dirás tú, pero no son unos simples amigos… y yo no soy una idiota- Lo vio directo a los ojos y trago saliva con dificultad.

--- No, no lo eres, eres la chica más complicadamente sexy que he conocido… no te alejes, arreglaremos lo que sea que haya que arreglar, pero dime que esto no termina aquí…- Su vista comenzaba a nublarse por el deseo, y sin más preámbulo tomo su rostro, acarició sus labios con el pulgar y supo que la besaría en ese momento.

Luna cerró los ojos, esperando la sensación de lava ardiendo que recorrería su cuerpo en el momento que sus labios chocaran.

<< ¡LUNA!>> la voz cantarina la alertó y se separó de un saltó de Alex.

--- Ay lo siento, ¿los interrumpo? – Sol habló como si la situación fuera lo más natural del mundo. Tuvo que contener la risa al ver la cara de Luna, más roja que nunca en su vida.

--- Para nada, Alex ya se iba… ah sí, claro, por cierto… él es Alex- Todo el cuerpo de Luna temblaba como una hoja de papel.

--- Hola, Alex, ya nos conocíamos de vista, sé que es amigo de Frank.- Sol le regaló al muchacho una de sus sonrisas “políticas”. Desde que había visto que se paseaba con Amber dejó de insistirle a su amiga que arreglara las cosas con él, y oficialmente estaba en su <lista de negra>.

--- Hola, bien… me voy, eh… estaré esperando, hasta pronto Luna. – Y así como llegó, se fue, dejando a Luna con el cuerpo y la mente hechos un incendio.

--- Esta helando… entremos.- Sol miraba con sospecha a su amiga, pronto haría que le contase todo, pero primero ella debía calmar sus propias inquietudes.

--- Sí…- Al entrar en el edificio guardó en el bolso el pequeño regalo de Hiroki, hubiera deseado guardar también la voz en su cabeza que le decía que lo suyo con Alex solo le traería dolor.





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