sábado, 26 de mayo de 2012

CAPÍTULO SEGUNDO

Pido disculpas por desaparecer por más de un mes, pero en serio no pude evitarlo. Esta vez no prometeré nada y tratare de ser más constante con los capítulos. Este capítulo es acerca de Sol. La letra en cursiva es parte de su diario. Lean y disfruten. 

DESPUÉS DE LA TORMENTA SIEMPRE BRILLA EL SOL.



“El arcoíris no brilla más por lo fuerte que fue la tormenta, sino por los ojos que lo aprecian, y aún cuando tú fueras la tormenta en mi corazón yo siempre te aprecie como al más hermoso de los arcoíris…”




*Fragmento del diario de Sol, un año antes de la universidad*

Como todas las personas tengo esencialmente dos lados, el bueno… y el complicado. Primero está la hija que intenta cumplir con las expectativas de sus padres, aun cuando estás no sean las mías, estudiante dedicada, buena amiga, y sobre todo la chica de buenos modales que sonríe por educación; pero luego también tengo estos momentos poco brillantes, peleas por no saber escuchar, amistades perdidas por orgullo, el asunto sobre el orgullo es antiguo… no sé porque, pero no creo en las segundas oportunidades cuando se trata de mí, soy muy estricta conmigo misma y ni hablar de los demás. Tierna pero guerrera, es una buena forma de comenzar a describirme.
A veces soy un poco la reina del drama, me ahogo en un vaso con agua y hago de los detalles cosas trascendentales, mis amigas se ríen porque siempre pienso que tengo cualquier raro padecimiento médico que leo en periódicos o revistas, pero juro que en esos momentos de verdad parece que tengo todos los síntomas. Lloro con las películas, en especial si es acerca de animales, me derrito con los perros porque pienso en ellos como ángeles en cuatro patas y tengo aversión por los gatos, además de alergias por su pelo, y por cómo se comportan los gatos de mi amiga Liss al verme, creo que es reciproco. Leo mucho, a veces para pensar y otras para no hacerlo, pero siempre para sentir, creo que el punto de los libros es que te hagan sentir algo, lo mismo que la escritura.  

Una cualidad que valoro mucho es la lealtad, no creo que una amistad pueda perdurar sin ella, y tener a alguien en los peores momentos, cuando sientes que todo se viene encima, es de las mejores cosas que te puede regalar la vida. Me gustan los detalles y el orden, clasifico casi todo, desde mi ropa hasta mis apuntes, aunque a veces soy desordenada… no lo suficiente para ser una adolescente normal. No soy normal, porque no siempre sigo la norma, soy una nerd pero también me gusta la vida social, así que vivo en el limbo.

Nápoles ha sido mi hogar desde siempre, en ella he pasado los mejores momentos de mi vida, pero también los más difíciles. El patio de mi casa es grande y cambia de color con las estaciones, me gustaba mucho correr cuando niña, mi prima Juliana era mi cómplice de travesuras, ella cubrió en mi primera infancia ese lugar de hermana menor que estaba vacante.
Soy hija única, y a pesar de lo que dicen de la soledad, aprendí que esta no es tan mala. Jugaba sola cuando tenía que hacerlo y me divertía también con compañía cuando llegaban de visita mis primos. Comencé a leer a los cinco, devoraba libros, igual que ahora… y es algo maravilloso. “Lee un libro y vive mil vidas” lo leí en una red social y me gustó. En mi vida estuvo involucrada una consola de videojuegos, pero nuestra relación no floreció, no con mi mamá vigilando y decidiendo.

La secundaria no fue especialmente difícil, me gustaba la escuela y comenzaron a interesarme los chicos, los doce no es una buena edad para ser tan insegura como yo lo era, me gustaban algunos pero no pasaron de ser mis amigos, compañeros y la mayoría amores platónicos con los que nunca medie palabra. Yo les gustaba a los chicos que no me gustaban, es triste y por eso mismo más impactante el momento en que por fin eres correspondida.

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Sol relee su diario mientras espera sentada dentro del auto, su papá y mamá se suben a la misma vez y comienzan a platicar sobre ese programa de cocina que usualmente ven los viernes. Hoy es viernes y Sol lo verá por primera vez lejos de su casa. Siente las llaves en el bolsillo derecho, no tiene sentido llevar las llaves de su casa a una universidad a miles de millas de distancia, pero es como un talismán que le recuerda que tiene un lugar al que regresar.

Sus padres se despiden en el aeropuerto y en medio de abrazos y lágrimas  aborda el vuelo, a pesar de su nerviosismo se siente positiva y el viaje de dos horas se le hace corto, tiene un taxi esperándola en su lugar de destino, pero a nadie que ella conozca, ¿conocerá a alguien especial? ¿amigas? ¿un novio? Suspira y saca de nuevo su diario, lo hojea y se detiene en una entrada de hace dos años.

Ángel y yo tendremos nuestra primera cita hoy. No sé qué ponerme, y eso es raro, pero también me sudan las manos y tengo un extraño hormigueo en el estómago, así que este no está siendo un día normal. Me miré al espejo por diez minutos, tratando de descubrir qué hacer con mi cabello y lo único que descubrí es que lo tengo más oscuro cada año, no me disgusta, es como si mi cabello también estuviera madurando, ahora mismo se asemeja mucho al color de la nutella, así que el prendedor que voy a usar es del color de un hotcake, dorado.

Ya estoy lista, vestido con estampado floreado, escote disimulado… siempre hay que dejar algo a la imaginación. Llevo plataformas porque son las que quedan con el vestido y también porque me encantan los tacones, ¿Cuántos centímetros será Ángel más alto que yo cuando las uso? No es que este obsesionada con eso de la altura… pero si lo estoy solo un poquito. Me gustan altos.

Mientras colocaba sombra de colores marrones en mis parpados, pensaba en donde iríamos a comer, como era la primera cita debería dar una buena impresión y pedir una ensalada o algo de dieta, eso me dijeron mis amigas y mi mamá… pero eso quiere decir que si seguimos saliendo tendré que hacer lo mismo siempre, y no quiero, no es que sea una glotona, pero tampoco me alimento como si fuese un pajarito, para eso hago ejercicio, para eso y para relajarme, es efectivo. Luego cuando ponía brillo en mis labios se me cruzo por la cabeza que hoy recibiría mi primer beso, y esa idea me hizo sonrojar. Me gusta este chico, muchísimo, es guapo y atento, guapo y dedicado, guapo y simpático…si es muy  guapo.

---Señorita, señorita…- el taxista llama la atención de la muchacha y la devuelve a la realidad, hacia unos segundos que habían llegado, así que le ayudó a bajar sus maletas y se fue.

La Universidad de Venecia se veía mucho más asombrosa en vivo que en los videos que había visto en su página web, los jardines y pasillos le recordaban a películas del siglo XV y ella era bastante aficionada a los filmes de época. ¿Por qué había terminado ahí en vez de una institución cerca de su casa? Porque había hecho todo lo posible para que así fuera; de la paz de antaño en su hogar ya quedaba poco o nada, las peleas de sus padres eran frecuentes y temía constantemente que un día la llamaran al sofá para darle la noticia de que se divorciarían, ella pensaba que entre más lejos estuviese, más fácil sería afrontarlo.

Sol camina despacio hasta la entrada de la fraternidad “Alfa”, no es que estuviese muy interesada en las fiestas… solo lo usual, pero las habitaciones eran las mejores, ella lo había corroborado, definitivamente no iría a parar a uno de los edificios con cuartos compartidos, aparte su mamá consideraba que era lo mejor luego de ver esos casos de “roommates” asesinas. Arregla sus cosas siguiendo un orden mental, primero la ropa, luego los libros, después cosas de baño…para cuando termina de hacerlo está cansada, se tiende en la cama y toma de  nuevo el pequeño cuaderno rosa, ¿ en dónde se había quedado?

El Castel Nuovo se extendió sobre nuestras cabezas mientras nos acomodábamos en una de las cafeterías más populares del lugar. Ángel no había parado de mirarme desde que nos encontramos, sus ojos claros y expresivos me ponían más tensa a cada minuto. Es un muchacho simpático con una risa muy contagiosa, muy  atento y gracioso, me cuenta que también le gusta hacer ejercicio, y sus músculos no lo dejan mentir, todo en el parecía estar bien, y yo me sentía como en un sueño, o mejor dicho, como en un cuento.