martes, 7 de agosto de 2012

CAPITULO SÉPTIMO


Lo prometido es deuda, y aquí están los nuevos capítulos. 

El capitulo está escrito en tercera persona, en tiempo presente, excepto por los *flashback*. La letra en cursiva es flashback en la escena de Amber... ya sabrán quien es ella. Por el momento las dejaré con la duda. 

Recordatorio de siempre: los pensamientos son < > , las frases en voz alta << >> , y la escena del flashback * * .

AMAR SIN SER AMADO



 “Siempre hay un poco de locura en el amor, pero siempre hay un poco de razón en la locura”.

Friedrich Wilhelm



*siete días atrás*

* El taller de arte es un espacio amplio con hermosos y elegantes ventanales, incrustados en las paredes, que dejan ver un poco de la abundante vegetación del jardín. Está adornado con múltiples pinturas, algunas de ellas realizadas por los estudiantes; otras en cambio, adquiridas en galerías famosas alrededor del mundo. Tres grandes mesas se imponen al centro del salón, todas hechas de madera fina, adornadas con cajas de pinceles, botes de pintura, lienzos y papel que se posan sobre ellas; esperando a que los veinte alumnos que pertenecen a esa clase los tomen y conviertan en un instrumento de expresión.

 La clase acaba de comenzar. << Expresión visual>>  podría considerarse una materia como cualquier otra, con exámenes y tareas, si no fuera por el excéntrico maestro que la dirige. Divide a los presentes en dos grupos de siete y uno de seis, explica algunos tópicos básicos, como la forma de evaluar el curso y sus respectivas ponderaciones.

Acto seguido, pide a un joven de cada mesa pasar al frente: << los que lleven camisa negra, vengan aquí >> enfatiza; saca una hoja con algunos sellos impresos y los hace firmar en ella, << ahora son los representantes de sus equipos, deben velar por el orden y la responsabilidad>>. Los tres aludidos se ven unos a otros con caras de sorpresa y repudio por la forma tramposa de elegirlos, pero ninguno de ellos se atreve a llevar la contraria. Se trata de dos chicos, uno con camisa de botones y el otro con camisa básica, y una jovencita que lleva una blusa con mangas tres cuartos y cuello en forma de V , además de un llamativo collar en forma de lechuza en color cobre. Se sientan en sus lugares con un pensamiento común <¡¡si tan sólo hubiera usado otro color!!>, y la chica toma una decisión < jamás usar negro de nuevo, para esta clase> se dice, mientras respira profundo y se dispone a tomar apuntes.                                                   *       
                           

<Siete días no son suficientes para olvidar una injusticia de tal magnitud> repite Luna, en un ejercicio mental que lleva toda la semana, cada clase agrega el número de días que lleva siendo la representante de su “inigualable” equipo de trabajo. Golpea su pincel contra una página en blanco y observa con detenimiento a sus compañeros, para su “buena” suerte su grupo es de solo seis personas; < Joel, no habla con nadie desde que empezamos las clases, es verdad que yo no soy una gran locutora, pero él… ¿será mudo?> piensa al tiempo que hace un recuento visual de sus colegas.

 < Mariana y Marina, ¿Cómo pueden siquiera distinguir sus nombres? Aún me confundo, y de que tanto hablan, se pasan el taller entero mirando sus celulares y riendo >, mueve la cabeza en un gesto negativo y sus ojos se fijan ahora en los asientos vacíos que regularmente ocupa una pareja de amigos…

< Ufff, sí en definitiva, estos dos son los peores. Ella se cree la muñeca de porcelana que no puede tomar un lápiz por sí misma y él  un valiente príncipe que debe resguardarla hasta del polvo; además ella es una maleducada, ni siquiera me contestó cuando pregunté los nombres de cada uno, fue él quien los presentó a ambos, ¿cómo es que se llama?  Ahh sí claro Ambar, o Amber o Hambre… parece con cara de hambre… > ríe un poco < quizás por eso sea tan amargada> se traga un poco la risa y vuelve a sus pensamientos. < Y él, cómo olvidar su nombre, Hiroki… me recuerda al personaje de un anime, físicamente… tendría que observarlo mejor> sonríe y vuelve en sí al escuchar unos pasos por el pasillo, la clase está a punto de comenzar. < En fin, no importa de donde venga, lo importante es que es un ¡¡holgazán!! como todos los demás, solo viene a sentarse y a platicar, ¡¡deberíamos estar pintando el proyecto!! Los demás grupos van a la mitad, y la entrega es en siete días… ahh creó que tendré que hablar muy seriamente con todos ellos, pero cada vez que hablo, responden positivo y ninguno mueve un solo pincel sobre el papel… ¿Por qué yo? ¿Por qué tendré tan mala suerte?> se lleva una mano a su frente con resignación y lanza un suspiro al aire.

--- Pensé que el profesor ya estaría aquí, me acabo de salvar de una vergüenza pública - dice de forma general el recién llegado, que ha tomado su lugar junto a la chica de cabello rizado y rojizo. Ella no parece prestarle atención, pero lo intenta una segunda vez- Amber no podrá venir toda la semana, está enferma y el doctor ha recomendado que guarde reposo, así que yo haré su parte del proyecto- ahora vuelve sus ojos a la muchacha que aparta unos cabellos de su frente; sin el resultado deseado, saca de su maletín un folder grande y lo coloca sobre la mesa, sin lograr que nadie parezca interesarse. Está a punto de encerrarse en su mundo personal como todos los demás, pero utiliza un dicho que dice < la tercera es la vencida>, ahora cambia de actitud, se sienta un poco más cerca de la representante y habla con claridad y un particular ímpetu, viendo directamente a la joven de ojos chocolate- tienes que decirles que hacer y lo harán, no esperes a que la montaña venga a ti.

Ahora unos ojos grandes y brillantes se ciernen sobre el muchacho. Logra llamar la atención de Luna, quien por primera vez tiene de frente a aquel chico; no puede evitar fijarse en sus ojos rasgados, su piel blanca, su cabello peinado cuidadosamente, usa una camisa sport de color azul que se ciñe a su torso. Nota que la distancia entre ellos es corta y aleja un poco el banco, su rabia solo se puede comparar al día que la nombraron representante, < ¡¡un inútil que no hace nada productivo, viene a decirme que es lo que tengo o no tengo que hacer!! ¡¡Jamás!!> lanza una mirada fulminante a su interlocutor. Trata de calmarse antes de hablar, pues sabe que si se deja llevar por sus impulsos  la situación puede terminar muy mal, en especial para él que nunca la ha visto en sus momentos del “monstruo verde”.


--- He hablado varias veces, pero todos parecen despreocupados, tú eres uno de ellos- <… pedazo de irresponsable> traga saliva para que las últimas palabras no salgan de su boca- Y si tú tienes la solución a todos nuestros problemas entonces háblales, talves de resultado…- reta a Hiroki mirándolo fijamente, él no mueve sus pupilas un milímetro, ambos pueden ver el reflejo propio en el iris ajeno; por fin él toma la palabra mientras todos los integrantes de las mesa ya los observan asustados.

--- Bien, como gustes- el chico termina el contacto visual y con esto el aire se vuelve un poco menos pesado, se dirige a los otros tres espectadores- muchachos, necesitamos terminar el proyecto y necesitamos hacerlo ¡¡ahora!! – los demás parecen estatuas que solo asienten con la cabeza en el momento que el nuevo “líder” les explica que tipo de pintura hará cada uno para la exposición. El tema “Amar sin ser amado” no se figura como uno de los más complicados- … algunos corazones rotos y parejas melancólicas será suficiente- menciona Hiroki para finalizar, vuelve a ver a la chica a su lado con una sonrisa triunfal.

Luna no dice nada, se limita a sacar una tiza negra y terminar un boceto en su cuaderno de dibujos. Se escuchan nuevos pasos por el pasillo y está vez se trata del maestro, al llegar a la clase la diferencia no será notable, él se paseará por las mesas esperando alguna pregunta de sus estudiantes y dejando a estos trabajar. <Pobre tonto, cree que con esa voz de mando y sus órdenes logrará que ellos trabajen, pero no diré nada, al final todo cae por su propio peso… el que ríe al último ríe mejor> saborea sus conclusiones mientras da sombra al contorno del ojo de una lechuza sobre el papel, una media sonrisa maliciosa se atraviesa en su rostro, deseando ver la expresión del chico al final de la sesión cuando nadie haya hecho nada, < se lo merece > y no puede evitar sonreír completamente.

< Vaya, eres grande Hiroki, la has hecho sonreír > se felicita a sí mismo, al ver de reojo a la muchacha < ahora solo tienes que ser más simpático, es bellísima, no puedes dejar escapar esta oportunidad> después de haber planeado la estrategia a seguir durante toda la semana, el destino le sonrió e hizo que su inseparable amiga Amber faltara a clases por un par de días. No le molestaba cuidar de Amber porque  él y Alex, el mejor amigo de ella, lo habían hecho desde que eran niños; pero habían días en que deseaba un poco de independencia, sobre todo en los días que se sentía tan atraído a una chica, días como hoy.

< Estoy seguro que terminará rendida a mis pies, lo he descubierto, le gustan los chicos rudos> se anima, mientras pinta el rostro triste de alguien en el lienzo, y espera con ansias el final de la clase para corroborar los logros de su plan maestro. Una excelente calificación en el proyecto y gustarle a la representante sería la mejor recompensa, por supuesto nunca considero que pudiera “fallar”

     v   

<< Hola, ¿Qué hay? >> saluda el chico al pasar por el lugar acompañado de dos jovencitas. << Nada nuevo, ¿ya mandaste la tarea? Yo lo puedo hacer>> responde otro de ojos color miel, << No, descuida, yo lo hago, hasta luego>> se despide mientras termina de caminar frente al chico y la chica que se encuentran sentados en una banca abajo de un frondoso árbol de manzana.

--- ¿Quiénes eran? – interroga una muchacha de estatura mediana, ojos oscuros y opacos debido a su estado de salud; quizás sea la misma razón de la falta de cualquier color en su piel; blanca traslúcida, lo que hace resaltar su cabello negro, como el ébano, que cae lacio hasta sus hombros.

--- Es Frank, un compañero que también es tutor, lo he visto muy seguido con la chica de cabello café, quizás sea su novia, en cuanto a la otra, no tengo idea de quién podrá ser- le ofrece un poco de fruta contenida en un pequeño recipiente que sostiene en sus manos; pero ella lo rechaza moviendo la cabeza.

--- Es papaya, tu favorita, debes comer si quieres volver a clases- ahora inserta el tenedor en un pedazo de la fruta, y lo lleva con cuidado hasta los labios de su acompañante.

--- No Alex- dice con desgano- no tengo hambre, estoy bien, las medicinas…- una tos seca y persistente la interrumpe- las medicinas son excelentes… y pronto estaré sana para poder vigilarte de cerca- sonríe un poco y le da un pequeño golpe en el hombro a su amigo.

--- Vigilarme, ¿tú a mí? – la ve con ojos de simpatía- si soy yo quien cuida de ti Amber – dice mientras le acerca el tenedor a la boca una segunda vez. Ella vuelve a rechazarlo, guiando su mano hasta el depósito con el refrigerio.

Ahora es él quien toma su muñeca, y deposita el tenedor en su mano, poniendo el pequeño trozo de alimento cerca de su boca, << Cómelo>> expresa firmemente, acompañando las palabras de una mirada penetrante directo a las orbes negras enmarcadas en ojeras moradas por el cansancio que posee la chica.

Ella respira con dificultad, producto del asma que la aqueja desde que era una niña pequeña. Su enfermedad se agudizó cuando le detectaron diabetes tipo uno, sus padres no se explicaban porque su adorada hija sufría de tantos malestares;  pasaban cada minuto tratando de compensar su falta de salud con mimos y lujosos objetos que pronto acapararon gran parte de su habitación. Amber observaba desde su ventana a los demás niños correr en los jardines vecinos deseando participar, pero obligada a quedarse en casa porque no podía arriesgarse a contraer algún tipo de virus o a sufrir de un golpe o cortada.

Durante mucho tiempo, pidió en las oraciones de cada noche sanarse y ser una niña normal; pero ese fue un milagro que nunca sucedió, en vez de ello, sus tíos se mudaron a la casa de a la par y traían con ellos a su hijo adoptivo, Hiroki. El niño era muy tímido pero disfrutaba de la pintura y el dibujo, esa fue la forma en que ambos pequeños se divirtieron durante los largos y fríos meses de invierno. Ella trató de  convencer a su primo de escaparse e ir al parque, pero Hiroki nunca fue un gran aventurero, y siempre hacía ver a su intrépida prima que los once años que contaban no eran suficientes para estar seguros al caminar solos por las calles, <solo son dos cuadras> pensaba la niña desilusionada, prometió que algún día se rebelaría e iría al parque, sola o acompañada.

Separa los labios poco a poco, y mastica el pedazo de papaya, << Siempre quieres que todos hagan tu santa voluntad, ¿verdad?>> se limpia un poco la comisura de la boca luego de tragar el bocado. Vuelve su mirada hacia él, que esta distraído viendo a la nada, como si no le importasen las palabras que ella le dirige; exhala resignada, porque sabe que el chico junto a ella es una tortuga que jamás saca la cabeza del caparazón. Lo conoce desde hace siete años, pero aún no ha logrado descifrarlo ni siquiera un poco.

Al cumplir once años la moda eran las bicicletas y no había  nada que deseará mas en el mundo que tener una y pedalear en ella, desde el parque hasta su casa. Las plegarias volvieron a enfocarse en su enfermedad, < sanarme y poder pedalear una bicicleta>, repetía en cada ocasión, de nuevo, nada de eso se cumplió. Una nueva mudanza en su exclusivo vecindario, esta vez se trataba de un señor mayor y su nieto, quien tenía aproximadamente la misma edad que ella y su primo. La primera vez que lo vio jamás se borró de sus recuerdos, usaba pantalones cortos que parecían un poco pequeños,  puesto que él era un niño muy alto, sus ojos miel tan misteriosos y su piel blanca, como la nieve que caía sobre  Moscú.

Rusia sufría de temperaturas bajas casi todos los meses del año, pero ella jamás sintió tanto frió como cuando lo escuchó hablar por primera vez. Habían llegado de visita a su casa, pensó que solo había sido porque él se sentía como un extraño en un nuevo hogar, pero pronto descubrió que la escarcha que acompañaba las frases de aquel pequeño no se derretirían jamás, a menos que en su corazón existiera un fuego tan potente como para lograrlo. Ella trató desde ese momento de volverse esa llama cálida que lo embargara. Se hicieron amigos rápidamente como es común en los niños de esa edad; Amber, Alex e Hiroki siempre estaban juntos, los dos chicos juraron en silencio cuidar a la frágil niña de ojos oscuros y mirada vivaz, y ese juramento es el que Alex ponía en práctica en este momento.

--- La brisa se está poniendo más fresca, debemos entrar- toma su brazo para que ella se levante, pero es atraído de nuevo a su asiento con un gesto de Amber.

--- No seas tan paranoico, pareces mi doctor, sólo estoy resfriada Alex, no en mis últimos días de vida- dice con ironía mientras ríe abiertamente.

--- No vuelvas a decir eso, no es gracioso- su cara demuestra molestia por el comentario, siente como ella se acerca y lo ve tiernamente.

--- ¡¡Era solo una broma!! ¿Que tú nunca te ríes?- la chica mueve los dedos en su abdomen, con la intención de producir cosquillas, y como es de esperarse ninguna risa sale de su garganta y él aparta su mano inmediatamente.

--- Sabes algo, jamás te he visto reír de verdad, no hablo de una sonrisa tímida o la risa vaga que usas cuando estás con tus amigos o conmigo- dice Amber bajando la mirada y jugando con sus manos nerviosamente- hablo de esa risa sincera, como la de un niño, despreocupada, que sale desde acá- toca de nuevo su estómago, y desliza la palma hasta el pecho- pero que en realidad nace aquí- da dos suaves golpes en el lado izquierdo del tórax, el lado del corazón.

Alex calla y se levanta de la banca, ahora no la toma del brazo, solo se limita a decir << Es hora de entrar>>, ella lo imita levantándose y retornando al edificio de la fraternidad.

Las primeras vacaciones juntos son las que la chica describiría con la palabra “felicidad”. Pronto se unió al grupo uno de los vecino que ella veía jugar en el jardín, Santiago se volvió el mejor amigo de Alex, y ella comenzaba a sentir celos porque no podía participar de muchos de los juegos, particularmente los que exigían destreza física. Hiroki que nunca fue bueno en el deporte, se quedaba a su lado, observándola y cuidando que todo estuviera bien. Alex era un niño intrépido, fue él quien cumplió dos de sus sueños más anhelados, escaparse de casa para ir solos al parque y pedalear una bicicleta; fueron solo diez metros antes que un ataque de asma la atacara, pero ella los recordaba como un record mundial.

Si los sucesos que vinieron a continuación en su vida hubieran sucedido de manera distinta, talves su forma de ver el mundo sería diferente. Al entrar a la educación secundaria sus padres la inscribieron en un colegio para señoritas, “el mejor de la ciudad” repetían constantemente, ella sintió mucho separarse de sus amigos, sobretodo porque nunca se imaginó que las persones externas a su círculo de seres queridos pudieran ser crueles. Las niñas del colegio no la aceptaron con facilidad, su situación de medicinas constantes y de medir el nivel del azúcar en su sangre cada recreo, debido al avance de su enfermedad, no ayudaba a su popularidad; pronto comenzaron a llover sobrenombres, comentarios malintencionados y bromas tontas por doquier, ninguna de las niñas hablaba con ella, su timidez se agravó y la única forma de sobresalir era en sus calificaciones.

Era el peor momento para recibir una mala noticia, pero la vida la obligó a enfrentarse con algo peor que cualquier maltrato psicológico. La muerte de su padre la tomó por sorpresa, un accidente de auto se lo arrebató para siempre; lloró durante semanas y aún con el paso de los años seguía llorando en silencio al ser que más amó en su vida.

Su personalidad cambió radicalmente, se prometió a sí misma no ser frágil nunca más, regresar todos los golpes recibidos con una fuerza mucho mayor. Buscaba siempre alguna información de la vida de sus compañeras que pudiera utilizar para avergonzarlas en público, sus comentarios se volvieron hirientes, sus palabras derramaban rencor y sus calificaciones le servían ahora para humillar a las demás haciéndolas sentir tontas. Como era natural algunas niñas se acercaron a ella, a ninguna le convenía tener de enemiga a Amber, se hizo experta en juzgar y maltratar, y tratar a todo el mundo con la punta del pie. Su carácter se forjó y dio como resultado una muchacha llena de ira y amargura, prepotente, fría y calculadora; a la que no le importaban los medios sino sólo el fin. Con las únicas dos personas en el mundo que se mostraba cordial eran Alexander e Hiroki, a los dos les debía mucho, y a los dos llegó a creer de su posesión personal.

--- Descansa un poco, pronto vendrá Hiroki a ver como sigues- Alex acomoda el cierre de su chaqueta antes de salir de la habitación de su amiga, quien está sentada a la orilla de la cama.

--- Gracias por preocuparte por mí, se que preferirías estar estudiando o practicando guitarra- lo ve directamente a los ojos- … y lo siento, mi comentario estuvo fuera de lugar, ya sabes cómo soy, no pienso bien las cosas antes de decirlas- se pone de pie y arregla un mechón de cabello detrás de su oreja.

--- Sabes que no es molestia cuidar de ti, creo que ya me acostumbre- ahora sonríe – y no te preocupes, talves hasta tengas razón- trata de producir lo que parece una risa, pero solo sale un sonido un poco grave de sus labios.

Se despide con una última mirada de comprensión y sale del cuarto, pensando en la razón por la que no ríe con franqueza, desde hace tanto tiempo, < no hay motivo para hacerlo> concluye y se encamina a su clase de guitarra.

Amber se para frente al espejo y observa detenidamente su silueta, delgada y demacrada, posa la mano en su brazo  y piensa en él. Su corazón late con fuerza al recordar su mano en los pectorales de su amigo, no recuerda cuando comenzó a sentirse atraída de esa forma hacia él, quizás fuera desde que lo conoció. < ¿Cuando vas a darte cuenta que todo lo que necesitas esta frente a ti?, ¿cuándo vas a notar que mi corazón palpita porque tú estás cerca? ¿Cuándo escucharas que solo grita tu nombre?…¡¡Alex!!... ¡¿Cuándo dejaras de verme como la niña a la que cuidas, y me verás como la mujer a la puedes amar?!> detiene una lágrima que cruza su mejilla< tú debes amarme, vas a amarme… juró que así será, ¡me amaras Alexander!, ¡tanto como yo te amo a ti!>. Mira de nuevo su reflejo en el espejo y se asusta de su mirada, pronto la asimila, y recuerda que la vida le ha quitado demasiado << Nunca dejaré que tú te vayas de mi lado>> dice espontáneamente, pensando en el chico que pocos minutos antes salió de la habitación.
     v     

Ser el nuevo estudiante de la clase nunca  es una de las sensaciones más agradables, y es justamente lo que Luka Walker acaba de vivir. La semana de inscripciones para los diferentes clubs de actividades extracurriculares fue especialmente ocupada y para cuando se dio cuenta había perdido la oportunidad de ingresar a alguno de los grupos; puesto que el proceso fue por medio de internet. Esperó llegar a Italia para hablar con los encargados del club de música y de teatro, llenó una solicitud y aguardó una semana entera para la resolución, < Sólo es un club, no la NASA> pensaba en el transcurrir de los días, hasta que la respuesta llegó. Naturalmente con su sobresaliente historial, fue aceptado en ambos cursos, y el primero al que se presentó fue al de teatro. Pensaba que los nervios no lo atacarían pero con un profesor con la actitud de <Messie Lumier>, como todos le llamaban, cualquiera se sentiría intimidado. La clase terminó hace cinco minutos y ahora habla animadamente con dos de sus compañeros, que se presentan como < Jean Paul y Blanca>, ambos están en el mismo equipo de trabajo para la primera presentación que será al finalizar el semestre.

--- Puedes unirte a nuestro grupo, si tú quieres- Blanca comparte una sonrisa con su nuevo compañero- somos cuatro, contándonos a Jean y a mí, pero siempre hay lugar para uno más- el chico le cae bien y parece ser simpático, aunque también notó lo nervioso que estaba cuando el maestro lo pasó al frente.
--- Además tienes mucho talento, si no tengo cuidado, te quedarás con mi puesto de secretario- dice Jean Paul en tono de broma- las audiciones para los papeles principales son en una semana, aún tienes tiempo de  practicar-agrega en un tono más serio. 

--- Gracias chicos, sí por supuesto que quiero unirme al equipo- sonríe más relajado- y no creo que tenga mucho talento, pero trato de esforzarme, aunque parece que los protagónicos ya son de alguien más…- lanza una mirada de intriga a ambos interlocutores.

Se sonrojan al mismo tiempo, los dos saben que Luka se refiere a los papeles de < Romeo y Julieta>, y es que desde que se sientan juntos el profesor los eligió como su pareja predilecta, aludiéndolos cada vez que habla de amor, cupido y enamorados. Además  el hecho de que pasen tiempo juntos y que él le ayude a llevar sus pesados libros, facilita que la imaginación de sus compañeros fluya, construyendo historias sobre ellos… que quizás no se alejen de la realidad.

--- Ahh… pues nada está escrito aún, es más quizás tú seas elegido como Romeo- Jean Paul lo dice aparentando ignorar el tono pícaro del comentario, aunque sabe que en el fondo desea quedarse con el protagónico y que Blanca sea Julieta.

La joven se queda callada, y es salvada por un ruido que centra la atención de los tres en un grupo de chicos  que ríen y se dirigen hacia la entrada del teatro, donde se encuentran ellos.

<< ¡¡Frank, Violet!!>> Blanca saluda agitando la mano con entusiasmo, observa a la chica que los acompaña, alta y de cabello negro, preguntándose de quien se tratará. El grupo se reúne, << Hola a todos, llegue a tiempo para traer a mi chica>> Frank saluda mientras busca con la mirada a su “chica” es decir su computadora portátil que dejó al cuidado de Blanca y Jean Paul, a este último lo conoce como el amigo inseparable de Blanca. << ¡Que desesperado Frankie!, primero presenta a Karlhy y luego reclamas a tu “chica”>>  interviene Violet, pisando el pie del muchacho. Frank se siente apenado y acerca a la joven que los acompaña para presentarla a los demás, << Sí tienes razón, que maleducado soy, ella es Karlhy y es nuestra compañera en Matemática 1 >> vuelve su vista hacia la muchacha  << Karlhy ellos son nuestros amigos, Blanca, Jean Paul y …>> se da cuenta que un chico está parado junto a su amiga, <<Oh, claro, ahora la maleducada soy yo, el es Luka, hoy se integró al grupo de teatro>>  ahora es Blanca la que vuelve a ver al chico aludido << Luka ellos son Frank, Violet… y Karlhy>>  dice sonriendo a Karlhy,  quien detiene su mirada en el recién presentado muchacho < Luka…> piensa, al tiempo que sus ojos se iluminan.

     v   

La clase jamás ha sido tan larga para Luna como el día de hoy, cuando espera con impaciencia que los minutos pasen y sea  hora de entregar los bocetos para el proyecto; bocetos que el supuesto nuevo “líder” del grupo, Hiroki, les pidió al inicio de la sesión. Por fin el reloj marca las 10:30 de la mañana, el tiempo ha terminado y ella espera con una mirada punzante e inquisitiva que el chico les exija el trabajo.

Cada uno guarda sus instrumentos de pintura, con la vista baja para no llamar la atención. En ese momento el chico de ojos rasgados alza la voz << Bien, entréguenme los dibujos, yo los guardare para mostrarle los avances  al profesor >>, los aludidos se miran unos a otros, hasta que Joel, el chico de pocas palabras, interviene << aún no están acabados, talves pasado mañana >>, toma su mochila y se levanta con intensión de irse. Hiroki no puede ocultar su indignación y cuando está a punto de explotar y decirle a todos sus cuantas verdades, otra voz se adelanta: << ¿Está todo bien por aquí? ¿Puedo ver las primicias? >>, el profesor está parado justo detrás de la representante “oficial” del grupo, la observa esperando una respuesta. Las pupilas de luna se vuelven  temerosas al profesor <<Ehh, licenciado, las primicias… >> arma en su mente varias excusas pero ninguna le parece convincente, <… aún no hemos siquiera comenzado, ¡no es mi culpa que no trabajen!, es más, es su culpa, ¡sí “licenciado” es su culpa, yo jamás pedí ser representante!> son las palabas que pasan en su cabeza sin poder salir por su boca.

<<Ya casi está todo listo, pero queremos que sea una sorpresa, y preferimos no mostrarlo hasta la entrega final>>… la explicación de Hiroki no es la mejor, ya que ningún grupo se atrevería a presentar su trabajo sin la previa aprobación del maestro, pero está es una situación desesperada, lo que supone medidas desesperadas. El “Licenciado” da un último vistazo a los miembros de la mesa, y se dirige a Luna: “Espero que lo que su compañero dice sea la verdad, recuerden lo que dije en la primera clase: aquí solo hay dieces o ceros”, el hombre se aleja lentamente. Luna deja de retener la respiración, se da cuenta que todos se han levantado sin poner demasiado intereses en las palabras del catedrático, solo Hiroki sigue a su lado y le dedica una sonrisa de apoyo. <<¡¡Oigan!! , antes de que se vayan>> se levanta, sus compañeros han dado algunos pasos adelante << Yo no sé si a ustedes les interesa aprobar esta materia, pero si esos bocetos no están listos en dos días tendrán que buscarse un nuevo grupo>>, una de las chicas se ríe << ¿a sí? pues por si no te has dado cuenta nosotros somos más, así que no te hagas la “jefa” niña, porque la que se quedara sin grupo es otra>>. Luna intenta guardar la cordura, pero su respiración se vuelve irregular y sus manos se cierran hasta formar dos puños < Tonta, ojala se pudra tu trabajo>, quiere gritárselo, pero algo en su garganta lo impide, da dos pasos con su vista hecha fuego << ¡¡Sabes que!! Mariana, puedes quedarte con tu grupito, yo me voy>>. Sale de la habitación maldiciendo mentalmente el día que decidió sentarse en esa mesa.

Su enojo es tal que no le permite oír que alguien la sigue.

---¡¡Luna, Luna, espera!! - El chico que hace pocos minutos respondió por ella, corre detrás con unos pinceles en la mano.

Ella toca instintivamente el espacio en su mochila para los pinceles y se da cuenta que está vacío. Él la alcanza y con un gesto de la mano se los ofrece, sin decir nada y recuperando el aire.

--- Gracias -musita de forma escueta, la chica no solo se refiere a los pinceles, si no a su ayuda con el profesor, por supuesto, no es algo que ella agradecería abiertamente. - Me tengo que ir- guarda los útiles con rapidez y se dispone a reanudar su marcha, el enojo aun persiste.

--- Luna… yo…- el muchacho se adelanta y espontáneamente toca el brazo de su receptora- yo… creo que tienes razón al salirte del grupo.

Luna lo mira con asombro, < ¿Qué es lo quiere?> se pregunta, y siente una extraña sensación que recorre su cuerpo ante el pequeño contacto, aún no sabe si agradable o desagradable.

--- El trabajo jamás estará listo con esos tres dibujando- quita la mano de su brazo al ver la seriedad de las facciones en el rostro ajeno- pero… tampoco podrás tú sola… así que tu y yo podríamos hacer un buen equipo, Amber está enferma y no creo que presente la tarea.

“…tampoco podrás tu sola” Si tan solo Hiroki hubiera utilizado otras palabras, Luna quizás reaccionaría mejor.

--- No necesito tu ayuda, prefiero trabajar sola, soy muy capaz- El enojo que creyó se estaba desvaneciendo solo adquirió un nuevo matiz, ahora si se iría.

--- ¡¡No!! Por favor, no lo tomes así, sé que eres capaz, he escuchado cosas muy buenas de ti- esta chica, sin duda, lo desconcierta, su rostro aparenta indiferencia, pero su mirada es cálida-   lo que quiero decir es que, me gustaría trabajar contigo, esa es la verdad- deja de lado las excusas, porque lo que realmente le importa es que ella acceda.

Luna lo piensa por un momento, Hiroki no es el más trabajador, pero demostró ser valiente al responder al profesor por ella y negarse a presentar el avance.

--- Bien, comenzamos hoy, tres de la tarde en el taller de pintura.- Trata de utilizar un tono más amable, de cualquier manera, tendrían que llevarse bien; serían compañeros.






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