sábado, 21 de abril de 2012

CAPITULO PRIMERO


Talves debí poner esto desde el primer capitulo:
Los personajes y los hechos son ficticios, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. "She's like the wind" no es de mi propiedad ( no se como es esto de los derechos de autor, por eso mejor lo aclaro).

v   = cambios de escena
#### = una palabra fuerte que deben imaginarse 

CINE, ARTE Y AMOR


“La peor forma de echar a alguien de menos es estar sentada a su lado y saber que nunca será tuyo”… ¿o sí?

Apenas era una leve luz, tus ojos aún no se acostumbraban al radiante sol de una mañana de primavera, una voz grave proveniente de fuera de la habitación te saco de tu subconsciente, lo cual fue trágico, estabas teniendo el primer sueño que no terminaba en muerte desde hace más de 6 meses.
--- Buenos días, ya estoy de pie – gritaste mientras te envolvías con la sabana, no estabas dispuesta a levantarte, no el ultimo día que disfrutarías de tu propia cama, en mucho tiempo.

--- Vamos Luna, se hará tarde, recuerda que debes ser puntual o perderán el vuelo- ahora la voz le pertenecía a tu madre, y ella tenía toda la razón, el despertador también lo sabía porque comenzó a sonar con locura y la radio se prendió, Aint No Mountain  High Enough, lo que te faltaba, apagaste la radio de una palmada.

Saltaste de la cama, directo a la ducha, el equipo de sonido prendido y tus canciones favoritas sonando, al salir tu ropa sobre la cama, tu madre se había encargado de elegir uno de los muchos conjuntos que habían adquirido especialmente para el viaje a Italia, no solía preparar tu ropa, pero había insistido tanto en comprar esa preciosa chaqueta, blusa y pantalón casual que no se arriesgaría a que no lo usaras. Ya que no perdías nada, lo tomaste.

Te gusta tu cabello, su color caoba mezclado con rojizo, su forma, las ondas que van de medias a puntas, lo usas largo a pesar de que tiene más días malos que buenos, desde niña estuviste entre las más altas de la clase, por eso la maestra insistía con los deportes, pero nunca logro que te unieras a equipo alguno, en síntesis el deporte y tú son enemigos antiguos; aun así, los genes están de tu lado y aunque te encanta la buena comida ( y también la chatarra) , las libras de más jamás han sido uno de tus problemas. Retocas tus ojos grandes, color chocolate, con un poco de delineador café y luego tus labios con un suave brillo, que sobresale en tu tez blanca. Tomas las maletas, que te aguardan en una esquina desde el día anterior, dentro de una viaja tu inseparable amiga, tu almohada favorita, porque aunque pudiera parecer infantil para ti es importante, es como llevarte un poco de tu habitación, de tu hogar, de tu vida en Grecia.

Revisas y sientes que falta algo, así es, sonríes y colocas tus pensamientos en modo “señorita simpatía”, como cuando vas a hacer algo que en verdad no quieres, pero es necesario. Porque sabes que es lo correcto, que harás feliz a las personas que te importan, que quieres: a tus padres. Ahora estás lista.

De un momento a otro te encuentras  sentada en la cómoda butaca de primera clase en un avión con destino al aeropuerto de Venecia, ves por la ventanilla, el cielo es precioso, aún sientes en tu mejilla el beso de despedida de tu madre y el abrazo de tu padre y recuerdas sus palabras.

--- Llamen cuando lleguen allá, no olviden que siempre contarán con nosotros. Los amamos – Palabras de mamá, entre sollozos, sus dos únicos hijos ahora volaban fuera del nido.

--- Sé que ustedes dos harán que me sienta aún más orgulloso de lo que ya estoy, son unos Angeli y los Angeli somos triunfadores. Hijo cuida de tu hermana y tu Luna no quites la mirada de tu meta, cuídate hija. – Eran las palabras de papá. Te preguntas porqué a Frankie, o Frank como todos lo llamaban, no le habría recalcado sus metas y precisamente la parte de no desviar la mirada, quizás porque las metas de Frank siempre fueron las mismas que él tenía en mente, contigo la historia era otra.

Supiste de tu talento desde los primeros años de infancia. Eras una pequeña con una gran imaginación, te sentías atraída por el cine, el arte, el diseño. Pasaste incontables tardes en tu ordenador, buscando información sobre: Diseño cinematográfico, te maravillabas al ver los proyectos y los talleres de las grandes universidades, especializadas en bellas artes.  Por desgracia tu padre no compartía tu afición y estaba mucho más pendiente de ayudar a Frank con sus prototipos de planos que a ti con tus guiones sobre historias fantásticas, tú tampoco lo involucraste demasiado. Tu madre conocía perfectamente lo que deseabas y cuando terminaron la preparatoria y debían decidir la carrera que seguirían en la educación superior, se mantuvo a tu lado, te apoyo hasta el final pero cambiar el parecer de papá era algo prácticamente imposible.

Arquitectura, o ingeniería o bien economía o quizás medicina, pero cine, cine, ¡¿qué era lo que pasaba por la mente de su hija?! Se preguntaba el padre constantemente. ¡Jamás encontrarías un trabajo serio si desperdiciabas 4 años de tu vida estudiando un pasatiempo! eso era lo que te repetía, lo único que buscaba era tu bienestar, aun en contra de tus deseos.

Y de todas las “alternativas” citadas por él tarde tras tarde y en cada momento oportuno o inoportuno del último año, arquitectura te pareció lo más sensato, no era precisamente una carrera de artes dramáticas, pero era lo que quedaba, al menos estarías cerca de Frank. Viéndolo desde un punto positivo podría llegar a gustarte, de cualquier manera eras destacada en matemáticas en el colegio,  desafortunadamente pensar en positivo no era una de tus características más notables.

--- ¿Piensas en cómo será?- Frankie, como lo llamabas solo para ti, te miraba tiernamente mientras formulaba la pregunta, y dejaba el libro que leía a un lado.

--- Será frio, aburrido, y lo único bueno de la ciudad son sus calles- Dijiste desganada, era lo primero que decías desde que subieron al avión, a pesar de la  estrecha relación que compartías con tu mellizo, no deseabas hablar.

--- Sé que estás enojada y nerviosa; pero, mira el lado positivo, podría ser peor, podríamos estar viajando en clase turista- Frank río mientras pronunciaba estas palabras y logró que sonrieras.

--- Esta bien, tú tienes razón, me olvidare un momento de mi destino y veré contigo una película, ahh y para tu información si seré una de esas hermanas celosas, que no dejará que las chicas te rapten, las chicas italianas no me dan confianza- Sonreíste, la verdad era que tu hermano no tomaba tu opinión para las malas novias que tenía.

Observaste a tu hermano, se veía mucho más tranquilo que tú, debía estarlo para su suerte él tenía talento natural cuando de diseñar todo tipo  de estructuras se trataba. Siempre lo admiraste aunque nunca lo admitirías, amable y caballeroso, a veces quizás demasiado diligente con las personas desde tu punto de vista, defensor de las causas que le parecían justas, Frank no tenía ningún reparo en armar una discusión, todo lo contrario a ti. En las notas siempre competían, Frank se divertía al verte un poco molesta cuando el sobresalía por unas centésimas más. Por si fuera poco, era un nerd atractivo, no del tipo “cerebro sexy”, sino “chico lindo sexy”, rodabas los ojos solo de pensar en eso, las chicas que estaban detrás de él, compartían la habilidad de ser insoportables. Frank no era deportista estrella pero estaba en el equipo de basquetbol, y desde ahí se podía codear con gente bonita y popular. La gente popular nunca te gusto, y no tenías muchas amigas, solo dos… no necesitabas más.

--- No conoces a ninguna chica italiana- rio y tú lo fulminaste con la mirada, aún podías ganarle en una pelea, aunque desde hace unos años te preguntabas si no te había dejado ganar en todas, el metro ochenta y nueve de estatura no competía con tu metro setenta y dos.

--- No es necesario que las conozca, lo sé, llámalo “sexto sentido de hermana mayor”, porque soy tu hermana mayor, y no vengas con eso de “solo son 3 minutos”, 3 minutos pueden ser una eternidad - la plática termino aquí, porque ambos se acomodaron para ver la película, aún faltaban varias horas de vuelo, y ninguno se imaginaba lo que les esperaba.


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--- ¡Revise otra vez!, ¡debe haber un error!, tengo mi carta de aceptación, debo estar inscrita- repetías sin poder creer lo que estaba pasando.

--- Ya pasé su pin de identificación tres veces, pero llamaré a la supervisora, mantenga la calma- la señorita de recepción se levantó y llamó a alguien que parecía ser la supervisora.

--- Bien ¿cuál es el problema?-  aseveró la recién llegada, con voz ronca y poco amable.
La chica de recepción intentó explicar la situación, pero fue interrumpida:

--- El problema es su sistema, debe existir una falla, yo estoy oficialmente inscrita pero resulta que no pueden darme mi carnet, y mi paquete de inducción–  “y todo gracias a su ¡inútil!! máquina de registro” pensaste mientras tratabas de no perder los estribos porque si antes estabas exaltada, esta vez tenías ganas de  golpear a alguien, no habías viajado tan lejos, para encontrarte con algo así.
La supervisora tomo el pin y vio tu número de identificación, se percató del problema y dijo con una irónica expresión:

--- El  sistema está bien, tienes que cambiar de fila jovencita, por allá- señaló las mesas del lado derecho, bastante alejadas del lugar donde se encontraban tu hermano y tú.

 No dijiste gracias, no dijiste nada, estabas molesta. Tu hermano se limitaba a seguirte, posando la vista en los propios papeles de admisión que le habían sido entregados minutos antes.  Llegaron a la fila, diste el pin y en menos de un minuto ya tenías el carnet y el paquete de inducción. No te sentías de ánimo para leerlo, así que te limitaste a ver a tu alrededor, ahora eras tú quien seguía a tu hermano, absorto en la lectura de los variados folletos referentes a su carrera, trataban de llegar a los edificios en los que se alojarían, cuando de un momento a otro alguien tropezó contigo.

--- Lo siento- era una chica castaña, la que hablaba.

--- Ten cuidado - no estabas de ánimo para empezar a socializar, pero tu interlocutora no te dio tiempo.

--- Ok, soy Blanca, no soy de aquí, vengo de España y ustedes- la chica española no paraba de sonreír, parecía que se acababa de ganar la lotería.

--- Oh sí, soy Luna Angeli y él es mi hermano Frank - dijiste mientras señalabas a tu hermano, quien le extendió amablemente la mano a la tímida desconocida.

--- Mucho gusto, quizás estemos en la misma facultad, somos estudiantes de Arquitectura.- Frank se mostraba muy amable, pero eso era algo natural en él.

--- Ya veo, en realidad soy de la facultad de Humanidades, estudio psicología,  así que quizás no nos veamos muy seguido- lo dijo dirigiéndose a Frank, volvió hacia ti y reparó en tu recién entregado paquete de inducción-  creó que tú y yo nos veremos frecuentemente, la ciudadela de Humanidades esta junto a la Artes Escénicas- se refería a ti, mientras seguía sonriendo-  bueno, nos vemos, tengo que irme, adiós – Blanca se alejó mientras Frank se despedía  con un gesto de la mano.

Seguramente habías oído mal, primero ¿Facultad de Humanidades? Acaso aquella no era una Universidad especializada en “Ingeniería y Arquitectura”,  y luego lo más impensable “Artes Escénicas”  todo probablemente sería parte de una trampa de tu cerebro, o en el peor de los casos una broma de muy mal gusto, pero ¿Por qué? ni siquiera conocías a Blanca.

Volviste a ver los papeles que sostenías en las manos, con un poco de miedo, leíste la primera línea: Universidad de Venecia, Faculta de Artes Escénicas. Bien ahora si estabas delirando, hasta te imaginabas que semejante cosa estaba escrita en tus papeles de admisión.

 --- Luna parece que tienes más suerte de la que pensábamos, este sí que es un    error de sistema, debemos llamar a mamá, o mejor aún, vayamos directamente a hablar con el decano encargado. – Dijo Frank, tratando de sacarte del letargo en el que estabas, él mismo marcó el número, llamó a casa, si hubieras prestado más atención hubieras notado la sonrisa de tu hermano, él ya lo sabía.

El teléfono timbraba, alguien contestó del otro lado, era la voz de tu madre. Pareciera como si ya esperase la llamada, te saludó,  dijo que sabía perfectamente el motivo por el qué llamabas, mientras tanto tú no alcanzabas a pronunciar ninguna palabra, y no dabas crédito a lo que entraba a tus oídos: “amor, sé que esto es difícil de entender, pero no era justo que dejaras algo que amas porqué a tu padre no le parece lo suficientemente serio, por eso propuse esa universidad tan lejos de casa, sabía que impartían ambas carreras, y así era más fácil que nadie se enterará, cuando lograste ingresar hablé con él decano de la facultad , le expliqué el caso y mande tus trabajos, tus escritos, tus guiones, tus pinturas; no cabía duda de tu talento, y logré  que se realizara el drástico cambio de carrera, ahora concéntrate en estudiar , en aprender, en disfrutar, déjame el trabajo de explicárselo a papá”.

--- Te amo mamá. – Fue la única frase que salió de tu boca, tu expresión lo era todo, y las lágrimas que ya se asomaban a tus ojos lo confirmaban. Eras feliz.
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La universidad era mucho más grande de lo que imaginaste, y en lo personal estabas encantada con tu habitación, tenía una envidiable vista a los jardines, que al ser otoño estaban llenos de hojas de distintos colores y tamaños. Los edificios eran majestuosas obras de arte de mediados del siglo XIX, imponentes, clásicos y llenos de esa atmósfera que solo produce el haber sido testigos de miles de experiencias a través de los años.

El dormitorio donde pasarías los siguientes 4 años de tu vida era de proporciones medianas, en él había dos camas colocadas de forma estratégica para que los closets, mesas de noche, y tocadores respectivos formaran un conjunto estético y de buen gusto. Los muebles de cedro, y las paredes con acabados de mármol eran solo una pequeña muestra del nivel económico de la institución, y fuiste consciente que los ahorros de una vida habían sido utilizados para que tu hermano y tú pudieran asistir.  Tus cosas aún estaban en las maletas, y lo único que habías desempacado era tu fiel almohada favorita, que ya adornaba la cabecera de la cama.

Te preguntabas quien sería tu compañera de cuarto, cuando tu hermano apareció en el pórtico, se veía sumamente emocionado y seguramente se debía a que ya había explorado su propia habitación.

--- Gran vista, ¿ya conociste a la desafortunada?- tu gracioso hermano se refería a la compañera con quien compartirías habitación

--- No, aún no conozco a ninguna chica a la que le gustes Frank- lo pronunciaste en tono sarcástico y con una mueca de satisfactoria venganza.

Frank rio ante esta última frase, era un chico demasiado relajado como para enojarse por ello, en lugar de eso te invitó a caminar por el campus, aún brillaba el sol fuera aunque en pocos minutos se volvería rojo y tornaría de bellos matices el cielo. Aceptaste, impulsada más por la oportunidad de observar esa puesta de sol al aire libre, que por acompañar a tu entusiasta mellizo. Al salir del imponente edificio respiraste hondo, sentiste entrar el aire a tus pulmones oxigenando tu cuerpo y la brisa acariciar tu cabello, no deseabas estar en otro lugar, y sentías curiosidad de lo que el futuro deparaba. Frank te sacó de tus cavilaciones:

--- ¿Tienes sed? – preguntó el chico griego con una gesto cortes.

--- Sí, un poco, ¿irás a comprar refrescos? – sonreías abiertamente, en realidad tenías sed, pero no deseabas caminar hasta la despensa, cuya ubicación no conocías.

--- No, tú lo harás, tráeme una soda y si encuentras nachos, mucho mejor, ah y no puedes decir que no- lo dijo al ver tu cara de negación- recuerda Lunita me debes un favor, o ya no recuerdas la nota que falsifique por ti, para mostrársela a papá, en el último semestre.

--- Eres un interesado Frank, nunca puedes hacer un favor sin cobrarlo, pero está bien, iré, te buscaré aquí- caminaste sin saber qué dirección tomar- sí me pierdo y ni siquiera la policía logra encontrarme tendrás que explicarle a papá que descuidaste a su niñita- dijiste mientras te alejabas, de cualquier manera, la despensa no podía estar en lo profundo del bosque, te ubicarías rápidamente o eso era lo que esperabas.

Caminabas sin un rumbo determinado, al encontrarte sola y debías aceptarlo, también un poco perdida, la universidad parecía aún más inmensa, los pasillos se convertían en pasadizos tenebrosos desprovistos de luz, y los alumnos que antes los llenaban con sus cuchicheos habían desaparecido, lo cual era lógico pues había llegado la hora de la merienda y todos estarían en la cafetería; pero, tu imaginación te hizo pensar en ideas descabelladas y a eso se le sumaba el terrible hecho de no encontrar ningún cartel de ubicación. Cuando habías decidido regresar, tus ojos observaron con alivio el buscado cartel informativo, ahora sabias dónde estabas y que tan lejos te encontrabas de la despensa.

Te moviste rápidamente hasta tener delante de ti la tienda, abriste la puerta con el cartel Hale en ella, te dirigiste directamente al estante de sodas y refrescos de casi todo tipo, tomaste 3 sodas todas del mismo sabor, una para tu  hermano, una para ti y otra más por si padecías sed en otro momento, no deseabas bajo ninguna circunstancia regresar a ese lugar sola una segunda ocasión. Viste en el estante contiguo una variedad de frituras y bocadillos empacados que  no pudiste pasar por alto, tomaste dos bolsas medianas, cancelaste, y pasaste de nuevo por la puerta del inicio, ahora con un cartel de Empuje, así lo hiciste y saliste de ahí.

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El atardecer se extendía por todo el cielo haciéndolos arder, las nubes parecían verdaderas llamaradas y en ciertos y escasos puntos listones rosas sucumbían ante rayos grandiosos de color anaranjado que cegaron  tu vista en un primer instante. Cubriste tus ojos con la palma de la mano derecha, diste unos pasos intentando reconocer el camino de vuelta al edificio donde te esperaba Frank; pero, habías pasado por tantos pasillos y girado en tantas esquinas idénticas una a la otra que todo era muy confuso, fue en ese momento que decidiste llamar a tu hermano, te diste cuenta que habías olvidado el móvil en la chaqueta que dejaste en tu habitación. No te quedo más remedio que seguir caminando, seguro encontrarías la salida a ese laberinto, cruzaste a la derecha dos veces, a la izquierda una vez y caminaste de frente. Justo donde un hermoso ventanal de vidrio azul  incrustado en la pared reflejaba los rayos del sol, ahora menos enérgicos que minutos antes, pero perceptibles aun; dándoles a estos matices de arcoíris, fue en ese punto que fijaste tus orbes cafés, y te sentiste atraída de una inexplicable forma. Al acercar lenta y quedamente tus pasos hacia aquel sitio, el leve sonido de una melodía te envolvió y como mariposa que se guía al néctar, caminaste.

La brisa pasaba entre tus rizos sin el menor cuidado, los movía de un lado a otro creando un torbellino rojizo en tu cabeza, mientras avanzabas hacia aquel sitio, aquel de dónde provenía el sonido, tus pies se hacían ligeros  y en cada paso la música llegaba de forma más clara y perturbadora, distinguiste entonces cada nota como si fuese tocada solo para ti, a tu oído, y se clavara en tu corazón, fue en ese momento que hechizada por la melodía, bajaste el brazo derecho con el que intentabas colocar el prendedor de tu cabello en su lugar después de la fuerte ventisca, te colocaste detrás de un árbol.

Tus sentidos estaban alerta, viste una silueta, era una guitarra y la guitarra en manos de un chico, no veías su rostro pero no hacía falta, bastaba ver sus dedos tocar de esa forma las cuerdas para lograr aquellos sonidos agudos y perturbadores, para darte cuenta que era un muchacho diferente. Los rayos de luz penetraban entre las ramas de los árboles, aún no te dabas cuenta del lugar en el que todo esto pasaba, era un pequeño bosque con algunas glorietas dispersas por doquier, y ahí la luz parecía concentrarse e iluminar el escenario. Quizás fuera un segundo, quizás fuera más, el tiempo se había detenido, y sin darte cuenta tu palma que empuñaba el hermoso prendedor, se abrió, y lo dejaste caer al suelo, diez centímetros más cerca y tu corazón palpitando como si no hubiera un mañana, tus vellos erizados y tus pupilas dilatadas <<She's like the wind >> sabías la letra, y cautivada comenzaste a recitarla; <<Feel her breath on my face >> el viento parecía llevarse tu fragancia, transportarla sin tu permiso; y devolverte en su lugar un perfume aturdidor, <<Her body close to me >>  deseabas avanzar y ver su rostro, tocar sus manos , eras presa de una sensación de entrega y tuviste miedo.

Te obligaste a despertar, asustada, tus manos temblaban debido al escalofrió que recorría tu cuerpo. Retrocediste, aquello no era correcto, de ninguna manera espiar a un desconocido era parte de las buenas costumbres, deshiciste cada paso, ahora con prisa y con la intuición de ir en la dirección equivocada; pero, escapaste y guardaste aquel instante en tu baúl personal, echaste doble llave para asegurarte que no se escabullera. No tenías una palabra para explicar lo que acababa de pasar, pero te agradaba la idea de que fuera algo único e irrepetible, y te aliviaba darte cuenta que solo tú habías sentido todo aquello y que el extraño no había sentido tu presencia y todo estaba bien. De alguna manera llegaste al lugar en donde habías dejado a tu hermano esperándote, quien sabe hace cuánto tiempo, respiraste profundo, y todo volvía a la normalidad.

--- Pero eso no es para preocuparse, aquí hay mucho talento y belleza-  era Frank, coqueteando con un grupo de tres señoritas, que seguramente también eran de primer año-  jamás me había sentido tan afortunado, aunque admito que soy un poco tímido, así que no he ido aún a conocer todo el campus- lo dijo mientras dio un guiño a una chica rubia que estaba frente a él.

--- ¡¡Franky!!- gritaste acercándote al lugar, tu expresión no era la más dulce, y es que no entendías como era posible que tu hermano estuviera más preocupado por conquistar niñas que por tu tardanza, en definitiva debías vengarte- Así que estabas aquí, te busque por todas partes, me perdí en el camino de regreso y me lastime el tobillo, te llame pero colgaste- una o dos mentiras que más daba, era justo.

---  ¡¡Qué!! No he recibido ninguna llamada tuya, sino hubiera ido a buscarte, mira te presento a Camilla, Jessy, e Iris- la última de ellas era la chica a la que guiño el ojo-  ella es…

--- Ah, hola- lo interrumpiste antes de que pudiera terminar la frase- soy Luna, y veo que ya conocieron a mi chico, él es un galán cuando se lo propone, también es muy gracioso, y romántico aún recuerdo sus primeros poemas de amor, eran tan hermosos que no podía evitar llorar; por supuesto, sé que le gusta observar por aquí o por allá, muchachitas van y vienen, pero yo soy la reina de su corazón y eso no cambiará jamás.

--- Pues creo que no es tan galán- dijo Iris- y nada gracioso- habló Jessy- y creó que ya tiene quien le muestre el campus -  terminó diciendo Camilla. Las tres chicas habían caído en la trampa, claro creían que Frank era novio de Luna, y por supuesto un absoluto zorro, mandaba a “su chica” a comprar refrescos, mientras el disfrutaba adulando a sus presas.

--- ¿Qué?, no es cómo piensan, ¿Luna que te pasa? ¿te volviste loca? ¡¿Qué fue toda esa #####?!- no había nada que hacer, su agradable compañía se había esfumado y todo gracias a su hermana.

--- Te lo mereces, eres un idiota, tu hermana a la que tu padre te encargo cuidaras estaba perdida y en peligro- tal vez la última parte no era del todo cierta-  y mientras tanto tú buscas rubias platinadas que te sirvan de guías turísticas en la universidad, así que no te hagas la víctima, además deberías de estar agradecido, te salve de esas fieras italianas- enfatizaste la última parte, pues en realidad Franki no tenía mucha experiencia cuando de mujeres se trataba, sus noviazgos en secundaria habían resultado mal, pero en los últimos meses tu padre había impartido para él un curso intensivo de “ cómo tratar a las señoritas” que en tus palabras vendría a traducirse en “ cómo conseguir el mayor número de novias en el menor tiempo”.

Frank no respondió, te quitó de las manos la bolsa con las sodas y te miró de una forma peculiar, como quien investiga a un sospechoso.

--- Y ¿por qué tardaste tanto? Ya es casi de noche. – lo preguntó sin dejarte de observar de la misma forma que antes.

--- Ya te lo dije, me perdí, y sí trate de llamarte pero olvide mi celular en la habitación- su mirada empezaba a incomodarte, no deseabas comentarle lo que acababa de pasar, lo del muchacho era un secreto para ti misma.

--- Y ¿corriste hasta aquí? Lo digo porque estás tan roja como si hubieses participado en un maratón de atletismo, o hay algo más que quieras contarme, conociste a alguien, ¿un chico? – Frank estaba decidido a descubrir la causa de ese brillo especial en tu rostro.

--- Así fue, tuve miedo y corrí, y con esta temperatura quien no se sonrojaría- no lograría atraparte, no se lo dirías ni a él ni nadie, sería tu recuerdo especial para siempre.

--- ¿Y tu prendedor? – dijo el inquisitivo muchacho señalando tu cabello.

Tocaste tu cabello inmediatamente, ahora recordabas, lo dejaste caer en algún momento y seguramente estaría en algún lugar del pequeño bosque, debías regresar y buscarlo, tú no existías en aquel lugar y ese prendedor era prueba de lo contrario.

--- Te dije que vine corriendo, seguro se deslizó y se cayó en el camino, es sólo un prendedor, no tiene importancia- lo dijiste con la mayor seguridad posible, aunque por dentro los nervios te comían.

--- Bueno, te creeré, pero recuerda Luna, estas aquí para estudiar debes concentrarte en tus metas, recuerda también lo que papá dijo, “los muchachos solo perturban la mente y confunden el corazón” hermana todos confiamos en que serás sensata y…- Frank estaba encantado de poder darte por enésima vez la charla de hermano sobreprotector pero tú lo interrumpiste, estabas cansada de ello.

--- Ya Frank sé perfectamente lo que todos esperan de mí, esperan que sea correcta y lo soy y lo seré, si solo tuvieran un poco más de confianza en mí y no me lo recordarán cada dos segundos, estaría mucho mejor- tu vos sonaba molesta; pero, cada una de tus palabras era verdadera, tu hermano comprendió, hizo un gesto para que se retirarán y así lo hicieron, cada quien a su edificio.

Esperaste a que hubiera desaparecido por completo y como relámpago te dirigiste al lugar, llegaste ahí más rápido de lo pensado, buscaste por todos lados pero nada aparecía, tu prendedor ya no estaba, y solo habían dos opciones; la primera que algún desconocido que pasaba por ahí lo hubiera tomado y la segunda que el “extraño” lo encontrará al pasar por ahí. Sabías que era la opción dos y comenzaste a sentirte afligida, ahora él sabía de ti y no estabas segura de querer que lo hiciera.  

*Flashback*
Dejó sus cosas en la nueva habitación y salió a dar un paseo, recorrió parte de las instalaciones buscando un lugar propicio para descansar del bullicio de los patéticos compañeros de su fraternidad, no sabía si podría soportar demasiado tiempo con gente sin cerebro… aunque si podían conseguir buena cerveza y chicas, estaría bien.  Cruzó por algunos pasillos al azar y llegó hasta un pequeño jardín, había llevado la guitarra, era de las pocas cosas que había decidido traer de Rusia, lo demás se podía comprar, pensaba en que Amber ya debería estar instalada y que tendría que pasar por su habitación, si no lo hacía se preocuparía  y él se sentiría culpable, ella le importaba, por ella incluso había soportado al imbécil de su primo rondando en su vida.

Cerró sus ojos, y la brisa sopló con fuerza, entonces se dejó llevar y la única melodía que apareció en su mente y que luego transmitió a las cuerdas fue <<She's like the wind >> cuando se dio cuenta de los acordes que recibía de su guitarra, se sorprendió, no era propio de él tocar ese tipo de canción, su estilo era el rock, se rio por ello y siguió tocando. Vinieron a su mente las imágenes de su despedida, su abuelo no estaba en la mejor condición de salud pero era fuerte, así que su misión al menos en esos primeros días sería pasarla bien, ¿serían las italianas como las rusas?, se rio de nuevo.


Terminó la canción pronto y se levantó de su asiento. Alex era  alto, los 1.93 amedrentaban a cualquiera que quisiera buscar pelea, su piel blanca contrastada con su cabello oscuro, sus novias siempre le repetían lo apuesto que era, y él nunca lo había dudado. Tenía un cuerpo marcado producto de sus interminables horas haciendo pesas, contaba con un gimnasio en su casa, pero de vez en cuando frecuentaba uno en la ciudad, era un buen lugar para conocer mujeres atractivas y … “manejables” como le gustaba decirles a su falta de intelecto. Notó que algo brillaba en el suelo, un prendedor de cabello, lo recogió y miro a los lados ¿había alguien estado observándolo? , solo llevaba unas horas y ya tenía su primera conquista, medio sonrió y guardo el prendedor, quizás su dueña regresaría por él y podría contestar algunas inquietudes como las de hace rato. Miro el reloj en su muñeca, y se encamino a los edificios de arte, esperando que Amber estuviese sola y no tener que saludar al idiota de su pariente adoptado.  

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